11.4.10

Justo antes de dormir

A veces tengo urgencias. Urgencias tontas, pero irrevocables. Como cuando tengo que colgar ese cuadro ahorita mismo, ahí. O apagar ya la tele y prender la música. Escribir ya la frase. Ir a comprar ya la alberca inflable y llegando inflarla y justo en ese momento llenarla de agua, aunque sea de madrugada y tengamos frío en el agua. Como cuando tengo que ir en ese preciso momento a comprar aquello que lleva meses, años, faltándome, pero llegó la urgencia y tiene que ser hoy. Tú quieres que espere a comprar mañana los clavos adecuados, tú crees que hay demasiado sol hoy para el parque y que la alberca no desaparecerá para mañana. Tú tienes toda la razón.

Mis urgencias son terribles, y sé que te arrastro con ellas.

Son casi las dos de la mañana, tu duermes y mi última urgencia es pedirte perdón.

K.

1 comentario:

  1. Me tienes pensando en esto desde el día que lo leí. Pensé que era la única y otra vez: un ¡ja! para mí.

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