27.4.11

Cuando el cuerpo te traiciona


Cuando lo que menos necesitas es estar tirada en una cama, cuando de verdad estás dispuesta a salir temprano de la casa y pasar por el mercado, y mirar alrededor regocijándote en el día tan soleado, cuando te has cansado de revolcarte en tus laberintos mentales y quieres probar ser la persona más entusiasta de este universo, tu cuerpo inventa una gripa. Pero una que nunca te había dado, una que ha durado ya más de 3 semanas, una gripa eterna con tos de perro al final. Ni la miel con limón, ni los antibióticos, ni el caldo de pollo, ni la visita de mi mamá y mis hermanas. Nada funciona y la tos no me deja dormir.
Buscando remedios leo varias versiones interesantes sobre “la tos” y sus causas: reflejo defensivo, recurso que tiene nuestro aparato respiratorio para arrojar de él sustancias que podrían perjudicarle. La tos es como el “perro guardián” de los pulmones, protegiéndolos contra intrusos peligrosos o enemigos internos.


Puesto que la tos es un síntoma y no una enfermedad, la terapia más adecuada será la terapia en contra del trastorno subyacente. 
Decir adiós.

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